Bucarest es la capital y ciudad más poblada de Rumania. Está situada en el sureste del país a orillas del río Dâmbovița. Cuenta con 2.400.000 habitantes, según datos del censo de 2016, lo que la convierte en la quinta ciudad más poblada de la Unión Europea.
La ciudad fue mencionada por primera vez en documentos escritos a comienzos de 1459 y desde entonces ha pasado por muchos cambios. En 1862 fue designada capital de Rumania lo que hizo que se transformara en el centro nacional cultural, económico y comunicacional.
Su armónica arquitectura mezcla estilos neoclásicos, de entreguerras (Bauhaus y Art Deco), comunista y moderno. En el periodo de entreguerras, la arquitectura de la ciudad y la sofisticación de sus élites le valieron a Bucarest el apodo de «Pequeña París» (Micul París).
La superficie total de Bucarest es de 226 km². Hasta 1989, las zonas circundantes eran principalmente rurales. Administrativamente, la ciudad se denomina Municipio de Bucarest. Está dividida en seis sectores.
Mencionada por primera vez como la Ciudadela de Bucarest, en 1459, se convirtió en residencia del príncipe de Valaquia Vlad Tepes. Los otomanos nombraron administradores de la ciudad a los griegos a comienzos del siglo XVIII. Una revuelta liderada por Tudor Vladimirescu en 1821 puso fin a la dominación de los griegos de Constantinopla en la ciudad.
La antigua Corte del Príncipe (Curtea Veche) fue construida por Mircea Ciobanul, y Bucarest fue establecida como residencia de verano de la corte, compitiendo con Târgovişte como capital del Estado después de un aumento de la importancia del sur de Muntenia provocada por las demandas del poder soberano. Bucarest se convirtió en sede permanente de la corte de Valaquia en 1698.
Parcialmente destruida por desastres naturales y reconstruida varias veces durante los siguientes 200 años, y golpeada por la plaga de Caragea, una peste bubónica en 1813-1814, la ciudad fue arrebatada del control otomano y ocupada en varios intervalos por parte de la monarquía de los Habsburgo (1716, 1737, 1789) y el Imperio ruso (tres veces entre 1768 y 1806). Estuvo bajo administración rusa entre 1828 y la guerra de Crimea, con un interludio durante la Revolución de Valaquia de 1848 en Bucarest. Una guarnición austriaca tomó posesión de ella después de la salida de Rusia (que se quedó en la ciudad hasta marzo de 1857). Además, el 23 de marzo de 1847, un incendio consumió cerca de 2000 edificios, destruyendo un tercio de la ciudad.
En 1862, después de que Valaquia y Moldavia se uniesen para formar el Principado de Rumania, Bucarest se convirtió en la capital de la nueva nación, en 1881, y en el centro político del reino recién proclamado de Rumania bajo Carol I. Durante la segunda mitad del siglo xix la población de la ciudad aumentó de manera espectacular y comenzó un nuevo periodo de desarrollo urbano. Durante este período, el alumbrado de gas, el tranvía y la electrificación limitada fueron introducidas. El Dâmboviţa se canalizó también en 1883, poniendo así fin a las inundaciones ya endémicas.
Entre el 6 de diciembre de 1916 y noviembre de 1918, la ciudad fue ocupada por las fuerzas alemanas después de la batalla de Bucarest.
